Mis compañeros lo han hecho antes y seguramente con más esmero (partes I, II y III), pero me siento obligado a dar yo también una lista de lo mejor de los 2000 (vaya década difícil de nombrar). Probablemente haya que revisar esta lista de aquí a unos años, pero allá vamos.
Como me cuesta horrores establecer un orden, sólo voy a dejar dos escalones: en primer lugar, 7 peliculones que ocuparían los puestos del 10 al 4; y después las tres primeras del ranking, las tres obras maestras que ha dejado la década, en mi humilde opinión. Una vez dentro de esta división en dos categorías, el orden será cronológico inverso.
Del 10 al 4
El caballero oscuro (Christopher Nolan, 2008)
Vaya por delante un hecho: no me entusiasman las películas de superhéroes. Me suelen aburrir, no me dicen gran cosa. En el mejor de los casos, entretenidas. Pero Batman no es un superhéroe al uso, y Nolan es mucho Nolan. Apoyándose en dos historias modernas de Jeph Loeb y de ese tarado genial llamado Alan Moore, El Caballero Oscuro narra los intentos de Batman por encontrar apoyos en la ley para luchar contra la mafia imperante en Gotham, encontrando en el fiscal Harvey Dent a su principal aliado. La aparición del Joker dinamitará todos los planes. Un terremoto de película, con un reparto sensacional y una historia de entidad al servicio del superhéroe más carismático. Cine negro con efectos especiales y moraleja ambigua. Una de esas raras secuelas mejores que la original. Heath Ledger falleció poco después de dar vida al Joker, contribuyendo a la leyenda.
À l’intérieur (Julien Maury & Alexandre Bustillo, 2007)
Una joven viuda embarazada debe pasar sola en casa la última noche antes de dar a luz. Una maníaca con unas tijeras irrumpe en su hogar. Así comienza la espeluznante y jodidísima À l’intérieur, probablemente la cumbre de eso que han dado a llamar como «nuevo terror (o extremismo) francés». Un torbellino de sangre y sufrimiento con algún giro inesperado y coágulos de humor. Vi por primera vez À l’intérieur en el Festival de Sitges sin tener ni idea del argumento, y disfruté como un enano. Yo disfruté, pero a la mujer que estaba a mi lado casi le da un patatús, y el amigo que me acompañaba no paraba de golpear cosas con el periódico que llevaba en la mano, de puro nervio. Una joya no apta para estómagos delicados.
Arma Fatal (Hot Fuzz, Edgar Wright, 2007)
La segunda entrega de la trilogía del Cornetto es una comedia genial, un homenaje a esos ¿clásicos? rebosantes de testosterona de los 80 y 90, pero bañado en el (no tan) exquisito humor británico de Simon Pegg y Nick Frost, y con la estupenda dirección de Edgar Wright. Un trío que lleva aportando joyas a la humanidad desde la enormemente reivindicable serie Spaced (1999).
Hot Fuzz (o Arma Fatal, que no me parece una mala traducción) narra el cambio de destino del superpolicía Nicholas Angel (Pegg), trasladado a un pequeño pueblo en el que nunca pasa nada por dejar a sus colegas en mal lugar. Su nuevo compañero (Frost) es su antítesis: vago, poco espabilado y apasionado por las películas de acción, pero pronto se verán envueltos en una inesperada ola de violencia. El argumento, por absurdo que parezca, funciona, y la película es un descacharrante híbrido entre el mejor cine de acción hollywoodiense y el humor británico.
Amanecer de los muertos (Zack Snyder, 2004)
¡¿Oh, dios mío, un remake de una película de zombies en lo mejor de la década?! Pues sí, hala. Probablemente la película que dio pie al boom zombie (¿junto con 28 Días Después?), y la mejor de todas. Un grupo de supervivientes a una plaga zombie se atrinchera en el centro comercial, y aquí acaba el parecido con el original de George A. Romero, de 1978. Estas cosas quedan fatal en internet, pero hay que reconocer que la de Romero ha envejecido bastante mal, mucho peor que la primera parte de la saga, que tiene 10 años más.
Volviendo a la de Snyder, Amanecer de los muertos es una brillante película de terror con muy poco espacio para la compasión o la tontería. El apocalipsis llega sin avisar y esos zombies están ahí para comerte, sin acritud. Snyder elige reducir el mensaje de Romero, el ya muy manido en «¿quiénes son los verdaderos zombies, ellos o nosotros?», que en 1978 era rompedor, pero en 2004 estaba bastante trillado. El montaje es trepidante, los personajes creíbles y cuenta con algunas escenas acojonantes. Snyder, en su debut cinematográfico, sabe entretener con maestría y espectacularidad, como demostraría con posterioridad con 300 o Watchmen. Y a quien eso le parezca poco, que se apañe.
Ciudad de Dios (Fernando Meirelles, 2003)
Mucho se ha hablado y visto ya de esta maravilla: distintas historias que se entrecruzan con la favela Cidade de Deus como nexo de unión, con varios personajes atrapados en el remolino de destrucción que causan el narcotráfico y la miseria. Algunos abrazan la violencia y florecen en ese entorno cenagoso, mientras otros tratan de salir de él o vivir dando la espalda a todo eso hasta que les toca de cerca. Un montaje espectacular, una historia vibrante y un durísimo y verosímil ambiente definen a la gran película de Fernando Meirelles, que ha sido incapaz de volver a dirigir algo que se acerque al nivel de Ciudad de Dios.
Bloody Sunday (Paul Greengrass, 2002)
Con un estilo crudo y poco dado al adorno, casi documental, Paul Greengrass retrata la masacre del Bogside de 1972 en Derry, Irlanda del Norte. Una tensa pero pacífica protesta de organizaciones civiles de varios ámbitos contra el encarcelamiento sin juicio deviene en masacre tras la intervención del ejército británico. El protagonista es Ivan Cooper, protestante, líder de la Northern Ireland Civil Rights Association, que exige la aplicación de los más básicos derechos civiles para la minoría católica de Irlanda del Norte. Un film crudo y sin concesiones sobre un vergonzoso hecho de la historia reciente del Reino Unido e Irlanda, por el que David Cameron tuvo que pedir perdón ¡en 2010!, 38 años después de los hechos.
Best in Show (Christopher Guest, 2000)
Oh, las expectativas, qué importante papel juegan. El memo que adaptó el título de esta película en España como Very Important Perros estaba probablemente haciéndome un favor, porque jamás habría imaginado el sorpresón que me llevé al ver esta delicia en el Plus repantingado en el sofá. Best in Show es un titán de la vergüenza ajena y del humor involuntario planteado como un falso documental. La cámara sigue a los participantes de un concurso de belleza y habilidades caninas, o mejor dicho, a sus amos, a cada cual más desequilibrado. Un mundillo nunca suficientemente glosado pese a su sordidez, y que el film retrata con hilarante acidez. Destacan Parker Posey como una ejecutiva psicópata, Eugene Levy como un marido pardillo y el genial Fred Willard como el ignorante y ofensivo locutor del concurso.
Top 3
Zodiac (David Fincher, 2007)
Una absoluta maravilla de película. David Fincher toma una historia de sobras conocida y la transforma en una montaña rusa de intrigas y pequeños descubrimientos, apoyándose en la malsana y completamente innecesaria obsesión del dibujante (no policía o periodista, ¡dibujante!) Robert Graysmith con un asesino en serie, Zodiac, que está sembrando el terror en la San Francisco de finales de los sesenta. Zodiac desarrolla una investigación lenta, creíble, con absurdos errores de jurisdicción y comunicación, bebiendo, en mi opinión, del estilo de la magnífica The Wire. Al mismo tiempo, retrata una sociedad temerosa pero fascinada por un despiadado psicópata, en un paralelismo asombroso con la Londres victoriana de Jack el Destripador; pero también muestra la extraña obsesión de un hombre corriente con el asesino más legendario de su tiempo, un Juan Nadie que acabó asombrando a la policía por su minucioso conocimiento de los más nimios aspectos del caso, dejándose por el camino trece años de su vida y un matrimonio. A mí, Zodiac me parece un espléndido espejo de la naturaleza humana, de la maldad y de la fascinación que produce, así como de una sociedad que en más de 40 años no ha cambiado tanto como parece. A esto le añadimos a David Fincher, que podría hacer un tenso thriller con un imperdible, una bombilla y media caja de Dinosaurus; y lo regamos con un reparto cojonudo, tanto en los personajes principales (Jake Gyllenhaal, Mark Ruffalo, Robert Downey Jr.), como en los secundarios (Anthony Edwards, John Carroll Lynch, Brian Cox, Elias Koteas…) y tenemos una de las películas más absorbentes e intensas de la historia del cine. 157 minutos que pasan volando, sin abusar de la sangre (tres asesinatos) y dejándote pegado al sofá.
Mulholland Drive (David Lynch, 2001)
Descubrí a David Lynch en la Filmoteca d’Estiu (ese pequeño espacio público a reivindicar), tras haber leído y escuchado cosas dispares sobre su obra. Hasta Mulholland Drive, Lynch venía entonces de una mala racha de crítica y público: el final de Twin Peaks, su posterior película Fuego, Camina Conmigo (1992), Carretera Perdida (1997, casi sin distribución en España) y la atípica Una Historia Verdadera (1999), que aunque sí que tuvo buenas críticas, era la menos lynchiana de todas. Ahora, tiempo después, todas esas obras están en los altares del recuerdo, pero entonces Lynch era un talento en duda. Todo eso cambió con Mulholland Drive, premio ex aequo a mejor director con Joel Coen (por El Hombre que Nunca Estuvo Allí) en el Festival de Cannes y nominada al Oscar a mejor director. Recuerdo expresamente a Whoopi Goldberg en los Oscar diciendo que la ceremonia sería más breve que la explicación sobre Mulholland Drive, algo que me hizo mucha gracia.
Toda esta parrafada para llegar a Mulholland Drive, nombre extraído de la icónica carretera que recorre Hollywood y abre la película. Originalmente un piloto televisivo (¿una nueva Twin Peaks?), la imposibilidad de encontrar una cadena que apostara por el proyecto en firme llevó a Lynch a convertirlo en película. «Una historia de amor en la ciudad de los sueños«, era la mayor explicación que daba el de Montana cuando era preguntado por su obra. Se trata de una película diferente, magnética, delirante, en ocasiones terrorífica y a primera vista incomprensible, que va adquiriendo sentido y poso con el tiempo. Cuanto menos cuente del argumento, mejor. Por último, comentar que catapultó al estrellato a Naomi Watts y que debería haber hecho lo mismo con el polifacético Justin Theroux. Mulholland Drive es una obra maestra duradera y un placer para los sentidos.
Memento (Christopher Nolan, 2000)
Leonard busca venganza por el asesinato de su esposa, pero su misión se ve lastrada por las consecuencias del trágico incidente, ya que sufre de amnesia anterógrada: es incapaz de generar nuevos recuerdos. Su plan se sustenta a base de tatuajes y fotos que le recuerdan las pistas clave, además de por la ayuda de un policía amigo, pero quizá nada sea lo que parece en el mundo de Leonard.
Memento está narrada en dos tiempos. La línea principal recorre los eventos más importantes de la película como si fuésemos el propio Leonard, hacia atrás, con pequeños y desconcertantes saltos temporales, como los síntomas de su amnesia; el secundario muestra una reveladora conversación telefónica sobre su investigación, pero que somos incapaces de situar. El montaje de Memento nos hace partícipes del sufrimiento de Leonard mientras teje una compleja trama de cine negro sin fisuras; se recrea en la miseria del mundo que envuelve al pobre protagonista, pero dejando un resquicio al dilema moral aplicable al más común de los mortales.

Memento disparó a Christopher Nolan a la primera fila de la industria hollywoodiense, y con razón, vista la ristra de clásicos que ha ido dejando desde entonces (la nueva trilogía de Batman, Origen, El Truco Final…). El infravaloradísmo Guy Pearce vive un tour de force en la tatuada piel de Leonard, creando un personaje para el recuerdo. Es otra de esas películas que conviene ver con los ojos bien abiertos, ignorando cualquier idea preconcebida. Un inicio de década fulgurante.
Se quedan fuera por poco…
Ciencia ficción existencialista de corte británico dirigida por el hijo de David Bowie. Sam Rockwell vive un auténtico calvario como solitario astronauta-currante en la Luna, en una joyita que pasó inadvertida pese a sus buenas críticas.
REC (Jaume Balagueró y Paco Plaza, 2007)
Empeorada a posteriori por sus secuelas (aunque la 3 es muy digna), REC fue un verdadero balonazo en la entrepierna. Una película mucho más inteligente de lo que parece, terrorífica en su verosimilitud y estresante de cojones.
Sunshine (Danny Boyle, 2007)

Más ciencia ficción existencialista en este thriller de Danny Boyle, fracaso de taquilla y con poco entusiasmo de la crítica. En un futuro cercano, el sol está apagándose y con él toda la vida en la Tierra. Una nave es enviada para reactivarlo con un bombazo nuclear, pero la misión no será sencilla.
The Prestige (Christopher Nolan, 2006)
La rivalidad entre dos magos en la Inglaterra de finales del XIX es la excusa para que Nolan se recree en sus temas predilectos: la obsesión, las ilusiones y la trascendencia. Una delicia visual y un thriller complejo y exigente.
El libro negro (Paul Verhoeven, 2006)
El retorno del infravalorado Paul Verhoeven a su Holanda natal se saldaba con un peliculón como la copa de un pino. Una dura historia de amor, identidad, supervivencia y traición en plena 2ª Guerra Mundial.
Hard Candy (David Slade, 2005)
Un treintañero y una chica de 14 años quedan en un bar, flirtean, acaban yendo a su casa y… mejor me callo. Un durísimo thriller con cazador y presa que lanzó al ¿estrellato? a Ellen Page.
Puro cine negro en un instituto, con Joseph Gordon-Levitt a lo Humphrey Bogart con acné. Dura, ácida e inteligente, Brick bebe del mejor Hammett, de Chinatown y de Muerte entre las Flores. Ópera prima de Rian Johnson, futuro director del Episodio VIII de Star Wars.
Shaun of the Dead (Edgar Wright, 2004)
Me niego a llamarla Zombies Party. Edgar Wright, Simon Pegg y Nick Frost revisitan el mito zombie a su estilo, con tantas vísceras como sutileza y flema británica. Y el mejor eslogan de la década: «Una comedia romántica… con zombies«.
El pianista (Roman Polanski, 2002)
Deprimente y devastadora (no podía ser de otro modo) narración de la caída en desgracia del pianista judío Wladyslaw Szpilman (Adrien Brody) en la Varsovia ocupada por los nazis. Polanski resurgía de sus cenizas después de rebozarse en el fango adaptando a Pérez-Reverte.
Agrio drama sobre un chico de 8 años a punto de tomar la Primera Comunión, mientras su familia se sume en la pobreza y en la desesperación en la Liverpool de los años 30. Religión, fascismo, huelgas, socialismo, rencores familiares y humillación desde el cándido punto de vista de un niño tartamudo e inocente.
Me quedo con ganas de meter unas cuantas más: Narc, Plan Oculto, El Laberinto del Fauno, Mi Vida sin Mí, Donnie Darko, Snatch, Réquiem por un Sueño, Kill Bill, Malditos Bastardos, Zombieland, Pozos de Ambición, Trick ‘r Treat, La Noche de los Girasoles, Los Cronocrímenes, Life Aquatic, La Comunidad, Mystic River… pero se trataba de hacer una lista, no un glosario. Se aceptan sugerencias y comentarios.
Jorge
Pero le gustan más aún Bruce Willis y el morro bien frito.
Gos, manta, faena fuig!
jorge@sepiavlc.com
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