
No ando muy desencaminado si digo que este es el final de temporada más ilusionante que ha experimentado la gran familia valencianista desde aquella lejana temporada 2003/2004, cuando el Valencia se hizo con los títulos de Liga y UEFA. Después de la lamentable marcha de Rafa Benítez comenzó una deriva, en la que no abundaremos, que culminó con el gris Valencia de los años de Unai Emery.
Algunos han insistido en que aquel Valencia exprimió sus posibilidades al máximo, en que la consecución del tercer puesto en Liga tres veces consecutivas fue todo un éxito. El problema del Valencia de Emery es que no conseguía ilusionar ni a las ratas, sumado a que en aquellos años el equipo sufrió las humillaciones más espantosas de su historia reciente, como la remontada de un Real Madrid con nueve jugadores en la Supercopa de 2008 o la remontada del Villarreal en los octavos de final de la Copa del Rey de la temporada 2010/2011.
En esta temporada que todavía está por concluir, a pesar de sus altibajos y del mediocre balance en Liga y Copa -con un equipo muy inferior al que jugaba a las órdenes de Emery-, el Valencia de Pizzi ha conseguido aplastar al Barcelona en el Camp Nou y dar un buen susto al Real Madrid en el Bernabeu solo tres días después de haberse dejado la piel en Mestalla contra el Sevilla. Todo esto hace un par de años era poco menos que impensable.
Por su parte, en la UEFA Europa League el equipo ha conectado con la afición como no se veía desde hace casi una década. A pesar de la durísima eliminación ante el Sevilla, la afición valencianista ha demostrado que se viene arriba en los momentos más adversos; su impresionante respuesta al 3-0 en Basilea y al 2-0 en Sevilla está al alcance de muy pocas hinchadas europeas. Con todo tipo de obstáculos y dificultades, ésta ha sido -con diferencia- la mejor participación del Valencia en competición europea desde que se ganara la UEFA en 2004 frente al Olimpique de Marsella. Por primera vez en mucho tiempo, el equipo ha correspondido a la afición y no ha buscado excusas para no ir a por todas. Y es que los valencianistas no somos amigos de ese fútbol que se hace con calculadora ni de arañar la clasificación para Champions League para arrastrar el escudo por Europa y terminar cayendo a las primeras de cambio.
Muchos tenemos la sensación de que si este Valencia logra consolidar un núcleo de jugadores comprometidos y acertar con algunos fichajes, es capaz de volver a hacer cosas grandes. Pero hacer cosas grandes no se limita a conseguir títulos o a obtener una buena clasificación a final de temporada. Los aficionados del Valencia queremos un equipo del que poder estar orgullosos y, sobre todo, un equipo que nos haga vibrar cada vez que el balón comienza a rodar.
Mala noticia, por cierto, para los buitres que merodean la venta del Valencia C. F. Con esta nueva inyección de ilusión, les resultará más difícil hacer del Valencia un juguete o algo peor, como pretende cierto fondo de inversión estadounidense avalado por Bankia.
Borja
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8 mayo, 2014 at 12:25 pm
Bien destacado el apoyo de la afición aún con las dificultades actuales. Ánimo Borja.