Ah, la comida británica. Un tema a que la gente le gusta poner a parir con regularidad. ¿Y quiénes son los acusados de echar las broncas? Pues, suelen ser los… chan, chan… españoles.
Voy a empezar este post con un par de preguntas:
¿Por qué tenéis tanta manía a la cocina británica?
¿Es que habéis oído tanta gente quejarse del tema que creéis que es algo guay?
¿Cuántos platos británicos típicos has probado en tu vida? ¿O solo es que habéis probado un fish and chips de un pequeño, sucio chippy londinense rodeado por turistas? (Algo que se podría comparar con comer una paella en Las Ramblas de Barcelona).
Esto no es un ataque de ninguna manera, sino un ensayo sobre un asunto de que llevo años oyendo e intentando entender. Antes de entrar en detalles sobre qué platos en concreto os estáis perdiendo, quiero hablar de un post en un periódico británico que parece que os molestó de mala manera.
La presión sanguínea colectiva española realmente superó la máxima de la historia cuando un escritor de The Guardian (UK) publicó su argumento «frittata vs. tortilla» donde opinó sobre lo que realmente es -y más importante, lo que no es- una «tortilla». Su afirmación de que la tortilla de patatas no era una «tortilla» (traducido directamente de la palabra francesa omelette que también se usa en inglés) hizo que al menos 1000 españoles sufrieran combustión espontánea.

El párrafo que a tantos ofendió era este:
What an omelette is not is a mixture of eggs and multiple other ingredients cooked as a whole disc in the pan and then, when solid, turned out. That is a frittata. The rules are simple. Do you cut it into slices to serve it? That is a frittata. Does it contain potato? That is a frittata.
Antes de declarar la guerra al Reino Unido, lo que hay que entender es que en inglés hay una diferencia ligera entre lo que se clasifica como omelette y lo que se clasifica como tortilla, en el sentido de la palabra española. Omelettes son más parecidos a lo que se llama en castellano a las tortillas francesas, como se explica en el extracto. Así que lo que dice el periodista tampoco está muy mal, ni blasfema a vuestra amada tortilla de patatas.
Sin embargo, como puedes imaginar, los comentarios por parte de los españoles después de leer esto (¿lo leísteis de verdad?) eran indignados en el mejor de los casos, pasivo agresivos no-tan-pasivo en el resto. Vamos, ¡a atacar a los ingleses! ¡A sacar la retórica de siempre! ¡Diles algo que les dolerá: que no saben cocinar!
Lo único que tengo que añadir al tema es que quien usa la palabra «frittata» debe ser o muy burgués o muy pedante. En serio, ¿cuándo fue la última vez que alguien dijo «frittata» sin parecer un completo esnob? Fuera cuando fuera, dudo mucho que lograra ofender a una nación entera.
Y que conste que ni siquiera soy tan fan de comer omelettes (ni tortillas) para realmente importarme qué coño llamáis a qué cosa. Pero la repercusión del tuit irónico de La Página Definitiva, junto con los comentarios condescendientes de sus lectores, fue, para mí, la gota que colmó el vaso respecto a las puyitas que recibimos los británicos por parte de los españoles.

Ya hemos llegado a la parte de la defensa de la cocina británica. Ya no hablo más de tortillas ni frittatas, lo prometo. Soy inglesa y llevo 5 años viviendo en Valencia, y no estoy avergonzada de confesar que de vez en cuando echo de menos la cocina de mi tierra natal. Sí, lo entiendo. La cocina española está muy bien. Y, no me malinterpretes, me encanta. No hace falta hacer una lista de todos los componentes de la famosa dieta mediterránea que tanto oímos y que tanto disfrutáis. Solo con hablar del sol, el jamón y el vino tinto, España parece un verdadero paraíso (pero no mencionemos la corrupción, ¿OK?). Tenéis a los habitantes de los países del norte de Europa celosísimos de todo esto, claro, ahí arriba en sus oscuras cuevas húmedas, escondiéndose de la lluvia y del frío…
¡Y tampoco sabemos cocinar!
Uno de los argumentos más populares en contra de la cocina británica suele ser la proclamación de que los británicos comemos «barbaridades» como el haggis. Para los que no saben, el haggis proviene de Escocia – ese territorio salvaje al norte de la isla principal, que si fuerais fans de Juego de Tronos y estuvierais interesados en un poco de prejuicio light, diría que Escocia era como el «más allá del muro». Divago. El haggis es, como dice Word Reference también conocido como la Biblia, embutido de vísceras de cordero. ¿Qué asco, no? Pues sí… y no. Es cuestión de costumbres de países diferentes. Solo tenemos que mirar las cosas parecidas, y por supuesto (en la mayor parte) muy sabrosas, que se comen en España: morcilla, morro, oreja, sang amb ceba, SESOS, CALLOS… podría seguir. Que sí, que a veces se comen cosas raras como en cualquier país, cosas que pueden parecer raras a los extranjeros, pero tampoco tienes que creer que toda la población de Inglaterra come (rellena este hueco con cualquier barbaridad que te viene a la mente) solo porque el cuñado de no-sé-quién te lo dijo una vez que se lo comieron en un barrio de Londres durante la primera guerra mundial.

Cuando comenté a unos amigos que iba a escribir este post, me topé con miradas de escepticismo y comentarios sarcásticos en plan «Ohhh, ¿vas a escribir sobre las diferentes pastas que tenéis para el té?» Pues no, graciosillos. Me he tomado el tiempo de elaborar una lista de platos tradicionales que tenéis que probar antes de rajar de la comida británica. Espero que os gusten.
Fry up o Full English Breakfast
Va, empezamos con uno típico. ¿Alguna vez has ido de vacaciones a Málaga, Benidorm o las Islas Baleares y tenido el placer de compartir el hotel con ingleses? Si la respuesta es «sí» habrás visto el breakfast buffet, probablemente rodeado por guiris resacosos con moreno de obra. El desayuno inglés, o fry up, consta de bacon, huevo frito o huevos revueltos (o ambos, no te juzgaré), tostadas, tomate, champiñones, salchicha, y judías en salsa de tomate. Ocasionalmente añadimos una especie de morcilla inglesa que se llama black pudding y a veces algo que se parece a croquetas planas de patata que se llaman hash browns. De ninguna manera se come cada día, sino un par de veces al mes, usualmente un sábado o un domingo. Seguro que habrá gente que piensa que los ingleses se levantan al romper al alba para cocinar semejante delicia, pero no, lo siento. No somos tan raros. Puedo aseguraros que comer un fry up es una gran manera de empezar el día y, ojito, de quitarte la resaca.
Y, claro, a mediodía no hace falta una comida tan contundente después de desayunar este plato delicioso que es bastante más grande de lo que se suele comer por la mañana. Bueno, o puedes quedarte con tu triste cruasán, como quieras.

Derivados del fry up incluyen el buenísimo bacon butty –bacon ahumado en un bollo de pan con ketchup o la salsa Fruity de HP- y, por supuesto, el magnífico bacon and egg butty. Y cuidadín con la supuesta diferencia en calidad entre el bacon inglés y el bacon español. En el Reino Unido se pueden comprar medallones de bacon con poquísima grasa en lugar del bacon de España que en comparación suele ser más parecido a la panceta. Una vez hablamos con el dueño de un bar inglés en Benidorm que decía que estaba orgulloso de haber importado bacon inglés y que era mejor que «esa mierda española». Prueba un bacon butty en tierras británicas y decide por ti mismo.
Fish and chips
No, no has entendido. Esto no es simplemente un bacalao rebozado con patatas fritas. Esto es un mundo de posibilidades. Antes de nada tienes que decidir qué topping quieres, que sea salsa de curry, gravy (una salsa hecha de caldo de carne), sal y vinagre, ketchup, mayonesa, queso, mushy peas (puré de guisantes)…
Cuando mandé una foto al mismo amigo que soltó el comentario de las pastas del té, me preguntó por qué había colado un sapo en mi plato. ¡¿Un sapo?! En fin, puede que parezca raro hacer un puré de guisantes pero no puedes decir que has probado el verdadero fish and chips si no te atreves a comerlo con una -o varias- de las guarniciones típicas. Y es que depende de donde lo comas en el Reino Unido, la popularidad y disponibilidad de los toppings cambia. He oído cuentos de terror de conciudadanos norteños en que no se podían pedir gravy con sus chips en Londres – una de las historias tradicionales que tipifica la división norte-sur del Reino Unido y que genera antagonismo.
A pesar de lo que algunos payasos dicen, no comemos fish and chips todos los malditos días de nuestras vidas. Tampoco hace falta preguntarme si he comido muchos fish and chips cada vez que vuelvo de un fin de semana largo en Inglaterra. Sí, está muy bueno, pero hay muchas más opciones…
Steak and ale pie
Ah, el pastel de carne y cerveza. Esto sí comería con mucha más frecuencia si tuviera la oportunidad. Los trozos de ternera se guisan junto con especias, ajo, cebolla y champiñones antes de ser mezclada con una deliciosa salsa densa elaborada con caldo de ternera y cerveza. Luego todo va recubierto de hojaldre. Esto es el epítome del «pub grub», o la comida típica de pub. El pastel tiene guarnición de patatas fritas o puré de patatas* y una montaña de verduras (guisantes, zanahoria…) además de otra jarrita de gravy. Imagínate – hace un día frío, estás sentado en un rincón acogedor en un pub en el norte de Inglaterra, te pides una pinta de cerveza local y la disfrutas al lado de una crepitante chimenea mientras esperas tu steak and ale pie… ¡La perfección!
*Después de estar acostumbrados a comer el puré de patatas hecho de un sobre, vais a flipar cuando probéis el puré de patatas de verdad, y más aún si tenéis la suerte de encontrar un pub que sirve ¡cheesy garlic mash!

Shepherd’s/Cottage pie
Más platos típicos de comida casera o reconfortante, algo que te cocinas cuando quieres algo abundante y sabroso después de un día mierder. A diferencia con el steak pie, el shepherd’s pie (del pastor, con cordero) y el cottage pie (de ¿cabaña?, con ternera) no lleva nada de hojaldre, sino una capa de puré de patata encima de los demás ingredientes. Se fríe la carne picada con especias y cebolla, añadiendo zanahoria o guisantes a tu gusto. Se mezcla con un poco de gravy, se pone todo en un bol y se cubre con el puré de patata. Un truco muy bueno es esparcir queso rallado encima de la patata y meterlo en el horno un ratito para que se quede crujiente. Una comida fácil de hacer y muy, pero muy gratificante.
Roast pork and stuffing + other sandwiches
Mmmm. Un pedazo de cerdo tan tierno que al tocarlo se deshace y que casi se te derrite en la lengua. Normalmente se encuentra a la vista en las sandwich shops y bares con finalidad de seducir a los transeúntes. Se suele servir en un bollo de pan con salsa de manzana y stuffing – una mezcla de migas de pan, especias y cebolla. Si tienes suerte (¡y si llegas lo suficiente temprano!) tendrás la oportunidad de añadir crackling a tu ya sabrosísimo sandwich. Más parecido al morro fino y bien frito, crackling es la piel del cerdo que se queda bien cocida y crujiente.
Había una de esas sandwich shops en mi pueblo, cerca del instituto. Al sonar la campana señalando la hora de comer, los niños corrían hacía la famosa Kate’s Kitchen para llegar a tiempo a comprar un pork and stuffing sandwich. Bien, si algo hace que los adolescentes corran más que en sus clases de educación física, sabes que está bueno.
Otros sandwiches que puede que parezcan menos apetitosos para los no-iniciados son el sandwich de palitos de merluza (fish finger sandwich) y el sandwich de papas (crisp sandwich). Vale, este último sí que suena extraño. Pero pregunta a cualquiera del norte de Inglaterra si de pequeño comía sandwiches de papas de sabor sal y vinagre con una capita fina de mantequilla y le verás soñar despierto mientras recuerda su infancia trepando árboles en la campiña inglesa.
Sunday dinner
La reina madre de la cocina británica. Arrodíllate ante la mejor invención de los británicos. Nada de motores eléctricos ni teléfonos. Esto: un plataco de carne asada y verduras a tutiplén. Esta es la mejor invención.
Tradicionalmente se come los domingos a mediodía, con una carne a elección del chef aunque la mayoría de veces es un pedazo de ternera o un pollo entero. El resto del plato se llena con una selección (o todo) de lo siguiente: zanahorias, puré de patatas, patatas asadas en el caldito de la ternera, nabo asado, brócoli, repollo, guisantes (normales o puré), coles de Bruselas a veces con trocitos de bacon, stuffing, además de otra delicia que proviene de la región de una servidora. Te presento al Yorkshire pudding – «una oblea de masa horneada con forma de cuenco». Básicamente hecho de los mismos ingredientes de un crepe, la gracia de un Yorkshire pudding es que se rellena y se empapa con el gravy, hasta que lo cortes para rellenar tu plato con otra oleada de sabor. Y luego tenemos las salsas; de arándanos para el pavo, de menta para el cordero, de rábano o mostaza para la ternera y, por supuesto, el típico gravy hecho del caldo de la carne. Estoy babeando. Compro un vuelo a East Midlands ¡ya! para poder disfrutar del Sunday dinner de mi madre (porque todos decimos que la madre de cada uno hace el mejor Sunday roast de la historia, como es el caso con la paella).
Esto también es básicamente lo que comemos el día de navidad, pero más grande, y con pavo. Y con alcohol.
Toad in the hole
¡Más sapos! Que no… Toad in the hole consta de un Yorkshire pudding muy grande relleno de salchichas y gravy hecho con cebolla frita. Luego puedes añadir cualquiera de las guarniciones del Sunday dinner. Las salchichas inglesas, si me permites, son de mayor calidad que sus equivalentes españolas. Aunque España gana el concurso de los embutidos, las salchichas inglesas son diferentes: no suelen picar, llevan más especias y diría que más carne también. Una de las más típicas se llama la salchicha Cumberland, y la echo de menos. ¿Quién podría sustituir una buena Cumberland, en toda su gloria, por una de esas porquerías (lol) que venden en Mercadona?
Dicen que el nombre extraño de este plato puede venir de cuando una rana subió del agujero final en un torneo de golf prestigio en el siglo dieciocho. Qué very British!
Un plato parecido es Bangers and mash, o salchichas encima de una cama de puré de patata, con verduras y gravy.
Liver and onions
Aquí tenemos un plato que a veces triunfa y a veces no debido al hecho de que el ingrediente principal es el hígado. Sin embargo creo que merece ser incluido en la lista. Consiste en freír hígado de cordero o ternera con bacon y cebolla. Se sirve con gravy y patatas fritas o puré de patatas. Se ve que hay variaciones de esta receta que se disfruta por todo el mundo, y mis fuentes me dicen que esto también se come en España pero, hala, ahí está.
Postres
Lo que sí que hacemos muy bien son los postres. Somos una nación de aficionados a los dulces. Emma Thompson ha dicho recientemente que la Gran Bretaña es una isla vieja, gris y deprimente que está llena de tartas. ¿Acaso habrás oído de un pequeño programa llamado The Great British Bake Off? Vamos, solo tenía 13 millones y pico de espectadores el verano pasado. El programa llevó a los británicos -niños y mayores- a un frenesí de hacer postres como si no hubiera mañana. Pero nuestro amor por los dulces no es nada nuevo.
Los británicos llevan siglos perfeccionando el arte del postre. Unos de los más típicos son:
Apple crumble – Mmm. Manzanas verdes a trocitos, azúcar, canela, vainilla, ¡alcohol!, y con un buenísimo topping -el crumble- de crujiente avena. Si quieres probar hacértelo en casa, recomiendo esta receta. El apple crumble, para mí, es un nivel más que el apple pie, que solo lleva hojaldre. Ambos se suelen servir calientes con helado de vainilla, crema, nata o custard caliente, una especie de crema pastelera parecida a natillas.
Sticky toffee pudding – Otro postre con mucha brío y muy común en restaurantes y pubs británicos. Bizcocho empapado en una especie de sirope elaborado con mantequilla de caramelo que deja un efecto pegajoso. Echa un poco de helado de vainilla encima y dejalo derretir para crear una mezcla divina con el caramelo caliente.
¿Acaso visteis algún británico publicar algo sobre Pancake Day en Facebook la semana pasada? Pancakes, o tortitas, se suelen comer en Shrove Tuesday, el martes antes de que empieza la Cuaresma. Antes era una manera de obsequiarse una última vez antes de esos 40 días de abstinencia. Hoy en día no queda mucha cosa especial salvo que a la gente le gusta documentar el día en las redes sociales con hashtags en plan #pancakes, #nutella, #nigella, #itstucktothepan o #imanagedtoflipit.
Una de las tartaletas más famosas de Inglaterra viene de un pueblo muy bonito en los valles de Derbyshire. La Cherry Bakewell o Bakewell Tart consta de bizcocho de almendras con capas finas de mermelada de cereza. La mezcla va revestida en hojaldre con una capa de fondant y una guinda como corona. Otro tartaleta buena es la Mince Pie, el típico dulce navideño de frutas y especias que hacen las abuelas y que se come con una buena taza de té calentito. ¡Ojo que casi escribo un post entero sobre la gastronomía británica sin mencionar el té! Si buscáis otros alimentos que van tomados de la mano con un té inglés, recomiendo el chocolate Cadbury’s. Pero tened cuidado a la hora de transportarlo a España, que podría acabar en lágrimas.
Espero que hayáis disfrutado de mi lista de mis platos británicos favoritos y también que haya abierto un par de mentes al menos.
Para cada persona a que le da asco un plato «raro» del Reino Unido, hay un guiri atragantándose encima de un plato de chipirones o rabo de toro. Y en ninguno de los casos es bien recibido. Me da pena la gente que no se atreve a probar cosas nuevas. Y aún más si no hace caso a mis sugerencias de arriba.
La próxima vez que vayáis al Reino Unido, por al amor de Dios, probad algo nuevo. Y, por favor, basta ya con el aburrido discurso de «uy qué asco la cocina británica».
Leer más: UK vs. Spain: a boozy comparison
Imágenes cogidas de x, x, x, x, x
Lucy
lucy@sepiavlc.com
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1 septiembre, 2016 at 4:54 pm
So hungry after reading this and want to eat ALL of it RIGHT NOW!! Guess I’ll just have to satisfy my hunger with a few slivers of jamon or some bravas :o(