
La publicidad, a veces, es bonita. Puede ser original, curiosa, divertida, en ocasiones hasta brillante. Sin embargo, la mayoría es bastante pobre, cutre y embrutecedora. Entiendo que no es fácil supeditarse a las instrucciones del cliente, y que qui paga, mana. Pero hay una publicidad que trasciende todos los límites del sentido común, que va más allá de las puertas de Tannhäuser del asco. Anuncios que provocan que quieras agarrar un taladro y perforar la sien del creativo que dijo la palabra mágica, del directivo que aprobó el proyecto y del cliente que celebró la ocurrencia. Anuncios que te … [Read more...]